jueves, agosto 30, 2007

Una y otra y otra vez

Al comienzo se encuentra toda la materia del universo compacta en una diminuta bola increíblemente densa. Las nociones de tiempo, espacio y dimensión no existen.
Cuando esa bola, demasiado inestable para mantenerse, colapsa sobre si misma, se produce una gigantesca explosión la cual expande toda la materia. Ésta, viajando a velocidades astronómicas, se junta y va formando las estrellas, planetas, sistemas y galaxias.
Con el pasar del tiempo se forman agujeros negros que son incontables cantidades de masa reducidas en un punto tan minúsculo que termina colapsando sobre si mismo y la atracción gravitatoria que genera es tal que no deja siquiera escapar la luz.
Las galaxias siguiendo su recorrido a veces colisionan con otras y se forman súper-galaxias con un inmenso agujero negro en el centro. Estas súper-galaxias se atraen con otras y así sucesivamente hasta que queda una sola en todo el universo conteniendo toda la materia. El agujero en el centro lentamente va consumiendolá y así vuelve a generarse la diminuta bola.
El proceso es exactamente el mismo y se repite infinitas veces, y cada vez que sucede todos los eventos de creación y destrucción son iguales. Es decir, todo lo que sucedió la primera vez, sucederá la segunda, y la tercera, y la novena, y la centésima, y la n-ésima.
En otras palabras, ustedes ya han leído este texto infinitas veces, y pierdan cuidado, porque lo van a leer infinitas más.


- Andrés, ¿por qué siempre que te veo estás haciendo algo raro?
- No sé de qué hablas Hernán, estoy dibujando.
- Estás tirado en el medio del pasto mirando al cielo y dibujando.
- Si ¿qué tiene de raro?
- Hace como 4 grados y está lloviznando.
- Mejor, así hay más nubes. Me encanta dibujar nubes, además el toque gris que tiene las hace ver más dramáticas, más tristes. Y la lluvia con el lapiz le da un efecto a la hoja que queda muy bien.
- Claaaro... mirá, te traje una campera para lluvia, ¿querés?
- Nup, gracias, pero me gusta mojarme cuando llueve. Vení, tirate al lado mio.
- Pero me voy a mojar...
- No seas maricón Hernán, tirate.
- Bueno, bueno... ¿qué ves de interesante?
- ¿Ves esa nube de allá?
- ¿Cuál?
- Esa, la que es más gris ue todas y tiene forma como de gaviota.
- Ah, si. Que raro... mirá, allá hay una con forma de guitarra que es como más clarita.
- Ajam.
- ¿Qué?
- Nada Hernán, nada de nada.
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Pensar que me vas a abrazar una y otra y otra vez...
y que te voy a besar una y otra y otra vez... que lindo...

miércoles, agosto 22, 2007

La puerta

Quiero mostrarles algo pero me es medio complicado llevarlo para allá... ¡Ya sé! Hagamos esto, imaginensé una puerta amarilla, no, amarilla no, más bien dorada, brillosa, con un cartel encima que dice "entrar a voluntad". Bien, ahora imaginen a esa misma puerta abriéndose poco a poco, fijensé como una luz muy intensa se filtra del otro lado. Listo, la puerta ya está abierta del todo, acercensé, parensé justo enfrente, traten de ver para adentro y no van a poder, la luz es demasiado fuerte.
Ahora entren.
Están del otro lado y la puerta se cierra. Dense vuelta y miren hacia arriba, hacia abajo, hacia los costados, miren bien. Es raro, ¿verdad? La luz que veían antes no está, acá gana la oscuridad. Pero es una oscuridad diferente, más espesa, agobiante, respirar es más difícil. Miren la puerta, ya no es más de color amarillo dorado, en algún momento tal vez lo fue, pero ahora está toda oxidada, corroída, ese colorcito marrón y turquesa, como si hubiera sido mordida constantemente por mucho, mucho tiempo. Agarren el picaporte y traten de abrir.
No pasa nada.
No abre.
De este lado no se puede salir. Sé que los traje medio engañados, perdón por eso, pero es que me sentía solo. Este es mi mundo...
Bienvenidos.

jueves, agosto 16, 2007

Lübke

Lorenzo era un pibe normal, tenía 28 años y trabajaba de boletero en la estación Constitución, media 1,74, pesaba 71 kilos y nunca en su vida comió un durazno. Cuando era chiquito quiso ser mago por dos semanas, pero su deseo de convertirse en vaquero lo superó, al menos por un tiempo. Compró 3 veces la guía 'T' en el subte, 2004, 2006 y 2007. Mmm... ¿qué más? Creo que entienden la idea, la razón por la que digo todo esto es para aclarar que Lorenzo era un pibe como cualquier otro, como vos y como yo. Y esto que le pasó le puede pasar a todo el mundo, a vos y a mi.

En fin, sigo, Lorenzo estaba volviendo de laburar. Estaba en el último asiento del 59, pasando por Plaza Italia, cuando el colectivo se frena debajo de las vías de tren justito antes de cruzar Juan B. Justo. Él mira para arriba y ve que un tren estaba a punto de pasar, sonrie y piensa "Dios de los trenes, por favor, cumplime mi deseo". Ojos cerrados.
-Dime, hijo mio -se escuchó una voz grave y firme.
Lorenzo se paró sorprendido cuando se dio cuenta que no estaba más en el colectivo, estaba en una especie de nada blanca, con puntitos flotando y una gran bola azul vibrante a lo lejos, como si fuera un sol. Increíblemente asustado empezó a mirar para todos lados hasta que volvió a escuchar:
- ¿Si? ¿Querías algo?
Lorenzo tragó saliva y dijo:
- Ehm... ¿quién sos? ¿donde estoy? ¿que son todos estos puntos dando vueltas?
- A ver... escuchame un segundito, ¿vos no me acabás de llamar?
- Esteee, si me dijeras quién sos podría decirte si te llame o no, no tengo idea qué es esto
- Buenísimo... cuchame pibe, mi nombre es Lübke, amo y señor de los trenes, yo soy el que cumple los deseos de la gente que pasa justo por abajo del tunel donde hay un tren en movimiento.
- ¡¿En serio?! ¡Yo pensé que eran todas mentiras!
- Nah, soy posta, el tema es que mucha gente cuando pide un deseo piensa además en un elefante rosa o en un camello con tres jorobas viste, y por temas con el sindicato no me permiten cumplirle los deseos, pero vos viniste bien, así que acá estoy.
- Mirá... y esta nada blanca, ¿qué es?
- Vos ahora estás dormido, este espacio es como el nexo entre donde estoy yo y donde estás vos. Es el único lugar donde puedo hablarte sin que te vuelvas loco.
La luz azul empezó a aclararse hasta ser casi celeste y la bola se acercó a Lorenzo, casi hasta estar frente a frente.
- Ahora si, ¿me vas a decir qué querés?
- Es verdad, tengo un deseo... ¿sea el que sea vos me lo cumplís?
- Ajam.
- ¿Sin ningún tipo de restricción?
- Exacto.
- Che, que groso.
- Y si papi, soy Lübke, dios de los trenes.
- Uh, bueno. ¿Tengo un solo deseo?
- ¿Te parece poco? Podrías no tener ninguno si querés.
- No, no. Simplemente como para saber bien qué pedir, vos me entendés.
- Tenés uno solo. Pensalo bien.
Lorenzo empezó a pensar, ¿qué era lo que quería por sobre todas las cosas? ¿Cómo poder decidir qué es lo más importante para uno? ¿Pedir dinero y bienestar? ¿Pedir seguridad y salud? ¿Pedir saber? ¿Pedir para la familia o para uno? ¿Pedir una mujer, una compañera? O quizás pedir la respuesta, pedir justamente el saber-qué-hacer ante estas dudas. Pero Lorenzo es un pibe, como muchos otros, con sus prioridades definidas, y no tardó mucho en saber qué pedir.
- Ya sé Lübke, quiero una mujer.
- ¿Una mujer? ¿Nada más?
- No, esperá. No cualquier mujer. Tiene que ser especial. Tiene que ser una mujer a la que yo pueda hablarle hasta quedarme dormido, que su regazo esté hecho a mi medida, que cuando la abrace no seamos nadie más que ella y yo, quiero que su perfume me cautive, quiero poder quedarme viendola dormir por horas, ¿me entendés? Quiero al besarla poder sentir ese calorcito en los labios. Quiero entregarme. Cerrar los ojos y dejarme caer, sabiendo que abajo me espera ella con un colchón y un te amo. Eso quiero Lübke, ¿me lo podés dar?
- Sabía que me ibas a pedir algo bueno.
- ¿Eh?
- Nada Lorenzo, cuidate.
Y así la luz celeste desapareció. Y la luz blanca poco a poco también.
- ¡Esperá! ¡¿Lübke?! Te fuiste, ¿Dónde estás? ¿Hola?
Abrió los ojos y estaba de nuevo en el mismo asiento de colectivo, sobresaltado. Miró por la ventanilla y se dio cuenta que estaba, al menos, 20 minutos pasado de donde se tenía que bajar. Se apuró a la puerta y tocó el timbre, el colectivero por instinto frenó de golpe y tocó el botón de la puerta, Lorenzo con el impulso cayó y salió disparado del colectivo. Cayó al suelo y quedó ahí tirado.
- Disculpame, ¿estás bien?
- Eh.. si si -Se agarró la cabeza con las dos manos y empezó a frotar fuerte - No pasa nada, posta, estoy bien - Cuando miró quién le había preguntado vio a una chica, masomenos de su edad, linda, morochita, un toque más bajita, con ojos de peluche.
- ¿Seguro?
- Si, si, gracias.
Lorenzo se dio vuelta y empezó a caminar para el otro lado, puteándose por dentro por no quedarse y hablar.
-¡Che! -Escuchó gritar medio a lo lejos- ¿No querés que te acompañe a la parada al menos? No quiero parecer insoportable pero es que... no me quedo tranquila sino.
Se dio vuelta y se quedó unos segunditos mirándola.
-Bueno bueno, dale. 
- Me llamo Lucía por cierto.
- Lorenzo, un gusto.
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Un amigo me hizo volver a leer esto que escribí hace bastante y la verdad que me gustó.

viernes, agosto 03, 2007

Cojones

Si hay algo que se ha mantenido constante a través del tiempo en la historia de este blog es mi incapacidad para manejar bien las imágenes, y esta no es la excepción. Traté durante un buen rato de subirla para que se pueda ver, agrandarla sin que se borronee toda pero no hay caso, la teconología me gana. De todas formas para verla lo único que tienen que hacer es hacerle un clic con el mouse o bajársela a la pc y verla ahí, no es tan complicado.

Leí varias historietas esta semana, de varios autores, y tal vez esto fue lo que me animó a tomar ese esquema más que a escribir algo, además no tengo idea de como podría escribir de otra manera lo que expresé con esos dibujos.

Estamos en el punto medio entre el invierno y la primavera, y creo que es increible como la gente en general se deprime (mentira, debo ser el único deprimido pero me gusta proyectar y sentirme acompañado). Y nada que uno haga puede ayudar, digo... ni tocar el piano/guitarra, o ir a tomar algo, o ver televisión, o leer un libro, o dibujar una hermosísima historieta para subir a internet, nada que uno haga, al menos yo, puede lograr despejar la cabeza. Lo cual es una mierda.
Es como cuando tenés muchos libros en una biblioteca y un día se incendia la casa. Lográs salvar todos los libros menos uno, el más importante y valioso para vos. Por un lado estás feliz porque lograste salvar el 99,99% de los libros, por el otro lado estás increiblemente triste porque perdiste aquél que realmente te importaba y es casi imposible de recuperar. But life goes on mis amigos, hay que poner cojones y patear a la depresión en las bolas, no quedarse mal, por más que cueste. Uno nunca sabe cuando va a encontrar un buen libro por casualidad.
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Triste 0,01%...
No sé si se dieron cuenta, pero los muchachos del post anterior, Jorge y Ernesto, estaban equivocados.

miércoles, agosto 01, 2007

¿El último?

-¿Me querés decir de una vez para qué me llamaste tan urgentemente?
-Bueno, mirá, estaba el otro día en casa al pedo, viendo tele cuando se me ocurrió entrar a eso de los blogs viste.
-¿Blogs?
-Si, ¿no conocés? Es como los fotologs pero más bien con textos y esas cosas.
-No tengo idea lo que es un fotolog.
-Man, si no sabés lo que es un fotolog vivís en un taper.
-Disculpame si alguno de nosotros tenemos de hecho una vida y estudiamos, vamos a trabajar y no estamos todo el día en frente de un monitor...
-Bla bla, escuchame, estaba dando vuelta por esto de los blogs, que son como páginas personales donde cada uno que las hace pone lo que quiere.
-Ajá...
-Y encontré uno de un pibe que se llamaba sebario o algo así...
-¿Y?
-Y bueno, nada, estaba leyendo lo que el pibe escribía, qué se yo, algunas cosas estaban buenas, pero en general eran medio chotos los textos y el pibe como que se la creía, un boludo total
-Sí, ¿y?
-Y bueno, me llamo la atención que viendo la cantidad de textos que escribía por mes, eran como una sucesión.
-¿Una sucesión?
-Si, por eso te llamé a vos Mr. Degree in Mathematics, cuchame, hace unos meses masomenos que lo tiene, 3 meses para ser exactos. El primer mes, Mayo, escribió 10 textos.
-Si... ¿entonces?
-El siguiente mes, Junio, escribio 8 textos.
-Te sigo.
-Después vino Julio, y escribió 5 textos.
-Y ahora estamos en Agosto, vos decís que como de mayo a junio escribió 2 menos y de junio a julio escribió 3 menos, de julio a agosto tendría que escribir 4 textos menos, ¿o sea un solo texto?
-Exacto
-¿Y para qué mierda me llamaste entonces?
-¿¡No lo entendés Jorge!? ¡Quizás el pibe se la re pensó y en ese único texto que escriba en agosto va a estar explicada la razón de la existencia!
- ... mirá, puede darse una de dos, o el pibe realmente se la pensó desde un comienzo y fue ideando todo como para ir reduciendo mes a mes la cantidad de textos y llegar al escrito final con una intensa revelación filosófica sobre el hombre y su existencialidad ó simplemente ni se avivó, sea todo puro azar y escriba lo primero que se le venga a la mente, como por ejemplo dos pelotudos hablando, qué se yo...
-Jorge, a veces no te vendría mal ser un poco más ingenuo
-¿Para esto me llamaste Ernesto?
-Si
-Sos un pelotudo, andá a cagar, chau.


Y aquí con ustedes La increible e intensa revelación filosófica sobre la existencialidad del hombre:

TO BE CONTINUED
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Cada vez que alguien lee y no deja un comentario, no pasa absolutamente nada.
¿Tendrán razón?
¿Será este el último post?