Breve guía de 5 pasos para encarar cualquier problema.
Primero: Respirar profundo una o dos veces para que cuerpo retome el nivel normal de oxígeno y así tomar las riendas de uno mismo, calmarse. Y así dar lugar a la primera etapa, la etapa de "relajación y contemplación del problema". Suele concebirse que en algunos problemas de diversa índole a este proceso le es otorgado menos tiempo de duración. Por ejemplo no tendremos el mismo tiempo para relajarnos en un incendio que si se nos rompe el control remoto.
Segundo: Una vez que uno está relajado y en control de sus pensamientos tiene que dirigirse a la gestación del problema. ¿Por qué está sucediendo esto? ¿Qué es lo que ocasionó que yo me encontrase en esta situación? El planteo de esta pregunta puede llevar a un análisis introspectivo de uno mismo que puede esclarecer algunas cosas. De esta misma manera uno comprende más sobre la naturaleza del conflicto, lo cual hace más fácil el desenvolvimiento de la solución. Por supuesto que hay encrucijadas más complejas que otras, llegar al génesis de por qué perdí mi cuaderno de matemática es algo sencillo si lo comparamos con: ¿Por qué no puedo evitar perder a la persona que amo? ó ¿Cuál es el sentido de levantarse cada día?
Tercero: Cuando uno cree tener las respuestas satisfactorias a las preguntas que se propuso, o incluso cuando, sin haberlas conseguido, se siente lo suficientemente confiado como para avanzar, lo siguiente que hay que hacer es determinar qué hay que hacer para solucionar el problema.
Si bien hay una contradicción inherente a este paso, lo que trato de proponer es que la solución radica en uno mismo. Uno debe ser capaz de proponerse varios escenarios a seguir, por más que unos sean más plausibles que otros. Este paso es escencial no solo para la resolución del dilema, sino para la sustención del ánimo de la persona. Si cuando nos enfretamos a una situación somos incapaces de idear posibilidades para superarlas, muchachos, creanmé, las cosas están mal.
Lo que sucedía en los primeros pasos no escapa este. Siguiendo el ejemplo del control remoto, si se nos rompe, la primera solución que surge casi como una obviedad es llevarlo a arreglar. Sin embargo, en temas como: ¿Por qué no puedo evitar perder a la persona que amo? ó ¿Por qué será que me cuesta tanto las cosas?; no son tan claras las posibles salidas. Dependen de un sinnúmero de factores, determinación, historia, disposición, fortaleza, situación social, situación personal, and so on.
Cuarto: Llegamos al punto donde se juzga el carácter. Todos los puntos anteriores culminan acá. Una vez que uno se calmó, tomó conciencia del problema e ideó diversos esquemas para resolverlo, pues bien lo único que resta hacer es llevarlo a cabo. Si bien este punto puede parecer trivial y obvio en escencia, es fundamental considerarlo como paso separado, como situación externa, como barrera a romper. No es lo mismo saber que uno tiene que hacer algo a pararse y hacerlo. Quién sabe por qué hay situaciones donde la solución es simple, lo que hay que hacer es tan simple, y sin embargo.
Ejemplicando vemos que si uno tiene hambre y llegó a la resolución de llamar a un restorán y que le traigan comida, el acto de ir al teléfono y pedir la comida será algo obvio e impensado. En cambio, tomando el problema como ¿por qué se me aleja todo el tiempo la persona que quiero?, habiendo llegado a una resolución, sea la que fuere, podemos convenir en que es mucho más complicado llevarla a cabo.
Cuarto/Bis: ¿Y si no quiero resolver el problema? Y si me relajé, y lo pensé, y llegué a soluciones que simplemente me superan y no quiero llevar a cabo, ¿qué hago? ¿Me puedo rendir? ¿Puedo dejar de pensar?
Bueno, desde otro enfoque llegamos a distintos puertos. A la primera pregunta, si uno se puede rendir, la respuesta es: sí. Uno siempre se puede rendir, tirar la toalla y mirar para otro lado, barrer y meter abajo de la alfombra. No somos intocables, siempre tiene que haber algo que nos gane. De esta manera, cuando uno llega a la determinación de que haga lo que haga no puede solucionar el problema, lo que tiene que hacer es negarlo. Creer que el problema no existe o que no es tan grave, con el tiempo uno llega a acostumbrarse.
A la segunda pregunda, si uno puede dejar se pensar en ello, pues la respuesta es: no. Creanme, no. ¿Olvidarse? Tal vez, ¿Ser indiferente? Por supuesto, ¿Dejar de pensar? No. Por qué es que uno no puede dejar de pensar, pues bueno, hay algunas personas que disimularlo les es más fácil que a otras, pero bajo el escudo a todos nos pasa lo mismo, es nuestra naturaleza.
Quinto: Problema resuleto. Habiendo llevado a cabo los primeros cuatro pasos (sin contar el cuatro/bis) tenemos nuestro conflicto totalmente encarado. Algunos tienen un tiempo de espera a la resolución, otros tienen un tiempo de recuperación al enfrentamiento, pero podemos decir con mucho orgullo que hemos solucionado nuestro inconveniente. Para mal o para bien.
Espero que lean esta breve guía con 5 pasos para resolver cualquier problema con el mismo énfasis con el que la escribí. Y espero también que sepan distinguir las sutilezas, leer entre las lineas (que en este caso no están muy difusas se podría decir), y saber que en ningún momento fue mi intención hablar sobre como arreglar un control remoto.
Namaste.
1 comentario:
Justo ayer se me rompio el control remoto y cuando llegaste a tu ultima aclaracion me tiraste abajo jaja
Espero que andes bien man, segui escribiendo!
Publicar un comentario