Desde chiquito que fui bueno con las palabras, nunca me avergoncé de usarlas. Pasé toda mi niñez leyendo mientras los otros chicos jugaban a la pelota y tal vez por eso desarrollé un lenguaje un poco inusual. Siempre discutía y encontraba argumentos para hacer cambiar de parecer a las personas. La clave está en que no se den cuenta que uno las está tratando de convencer, sino ir llevándolas poco a poco hacia nuestra forma de pensar. Con el tiempo realmente me fui volviendo muy bueno y no tenía nignún tipo de inconvenientes a la hora de conseguir algo, simplemente me ponía a hablar con alguien hasta conseguirlo.
Justamente por esto las mujeres nunca fueron una dificultad para mi. Mi primera vez fue a los 14 años con una modelo húngara que no entendía una sola palabra del español. Así de bueno era yo. Años más tarde me cansé de estudiar y decidí retirarme del colegio para ampliar la mente, con una mochila a cuestas y un buen arsenal de libros partí rumbo por toda latinoamérica en búsqueda de nuevos horizontes.
La noche en Pozo Borrado, provincia de Santa Fé, Argentina.
Después de uno o dos meses de andar ciudad tras ciudad llegué a Pozo Borrado, un pequeño pueblito al norte de Santa Fé con realmente pocos habitantes y no mucho por hacer, me acuerdo que era verano y el calor era bastante insoportable. La gente no tenía mucho dinero pero tras dialogar con algunas personas conseguí un lugar donde hospedarme, algo de comida, e incluso un hombre se ofreció a buscarme una pelopincho que tenía en su estancia.
Un par de horas más tarde se me acercó una mujer grande, bastante gorda y petisa con cara de preocupada. Me contó su situación, su marido había descubierto que ella tenía un romance con otra persona hacía unos meses y se fue del pueblo. Ella le dijo a su hija que el padre se había ido a lo de un familiar a encargarse de unos asuntos, pero al pasar el tiempo la chica se dio cuenta que esto era mentira y que el padre no iba a volver. Aparentemente tenían una relación padre/hija espectacular porque la niña se encerró en el sótano de su casa por 3 semanas y se rehusaba a salir hasta que no hablara con su padre. La mujer vino a pedirme ayuda porque tenía miedo que su hija realmente llevara a cabo su promesa y muriera de inanición. Pues bien, no tenía nada mejor que hacer, así que decidí ayudarla.
Cuando llegué a la casa de esta señora, a unos pocos kilómetros del pueblito, quedé bastante sorprendido, era una casona grande en el medio del desierto, del más árido desierto (algo bastante raro para tratarse de Sta Fé). Me acercó a una ventana que daba al sótano y me dijo bien bajito: "mucha suerte".
- ¿Hola? ¿Ahí alguien ahí abajo?
Un par de minutos pasaron y no oí nada De nuevo,
- ¿María, me escuchás?
-¿Quién sos y cómo sabés mi nombre?
Cuando escuché el tono de voz en que me hizo esa pregunta fue casi instantáneo el curso a seguir de la conversación, la pobre chica casi ni podía hablar, lo cual es algo bastante lógico tras no comer nada por casi 21 días.
-Soy yo mari, tu papá (rápido rápido, ¿cuál es el nombre del padre? Walter Listo), Walter.
-¿Papá? No sonás como vos -Se acercó a la ventana para escuchar un poco mejor y poder ver mi cara- Tampoco te ves como vos.
-Si m'hija, es que estoy un poco resfriao' y el sol no me da en mi mejor ángulo, viste. Pero te aseguro que soy yo, tu mamá me contó la situación y tuve que volver pa' sacarte.
Lo que sigue ahora son simplemente fragmentos de la conversación, como se pueden dar cuenta estoy redactando todo de memoria y las palabras específicas que fueron dichas no las recuerdo completamente, sn embargo hay un par, las más significativas, que las tengo grabadas, esas son las que transcribiré. De todas formas no se pierden de mucho, creanme, prefieren no leer todo.
-Entendeme m'hija, me fui por necesidad
-¿Pero qué fue lo que pasó? ¿Por qué te fuiste?
-Yo te cuento, esto fue lo que sucedió...
(...)
-Entonces me puso el revolver en la cara, y yo no le pude decir que no, para cuando me quise dar cuenta tenía tres tipos agarrandomé...
(...)
-Al final le pude robar el auto, pero no me di cuenta que tenía a una jauría de perros siguiendomé a toda velocidad, por suerte había un par de granadas en el baúl, agarrá una y...
(...)
-Cuando terminé de vaciar el agua del lago, mi compañero sacó todos los peces, con eso abrimos un restorán en Santa Cruz...
(...)
-Miré hacia la derecha y había un alemán nazi, miré hacia la izquierda y tenía un italiano mussolinista y atrás mio había un español simpatizante de franco, y me dije "¡no voy a quedarme en este avión un minuto más!", agarré el paracaidas y salté...
(...)
-Y así fue que me llegó el telegrama de tu madre, diciendo que estabas encerrada, tomé el primer avión saliente de Inglaterra y vine para verte, m'hija.
No hace falta decir que la muchacha quedó absolutamente pasmada con la historia y completamente convencida que yo era el verdadero padre. Salió del sótano y a los pocos días ya estaba bien de nuevo.
Años más tarde me enteré que su padre la fue a visitar y ella lo corrió por todo el campo con un palo gritandolé que era un impostor y que trataba de aprovecharse de ella.
Creo que hay una lección para aprender.
Mi nombre es Alberto Moné, y mi profesión es hablar.
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Cada vez que alguien lee y no deja un comentario, Dios rompe un huevo de Fabergé.
1 comentario:
sebi, puta madre eh
si me río con vos ya no es casualidad, jajajaj
un beso
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